jueves, 27 de agosto de 2015

Sobre la oración de Salomon 1 Reyes 8

 

  Cuando era pequeño recuerdo que a muchos primos le gustaba ir a la casa del tío Jorge. Tenía otros tías y tíos, pero a la que más concurríamos era a esa. No recuerdo los motivos exactos, supongo porque mi Jorge tenía muchos hijos e íbamos a jugar con ellos. Aunque la otra casa favorita que teníamos era la de mis abuelos materno. Cada rincón de la casa y cada metro del patio fue el lugar para jugar hasta donde la creatividad llegará. El máximo lugar favorito era la mesa de la cocina  donde la abuela con mucho amor nos preparaba una taza de café con leche y galletas "marías".  Y sin duda más que la construcción o el lugar donde se encontraba lo que nos gustaba era que, aunque no vivíamos ahí, esa casa era como nuestra. Teníamos acceso a ella las 24 horas del día, era  nuestro segundo hogar. Había amor y protección, y podíamos quejarnos de nuestros respectivos padres incluso con ellos.

         El pasaje a reflexionar nos narra la dedicación de una casa, una casa para Dios. Salomón expresa una oración donde se refleja la esencia y el propósito de esa casa.

Salomón sabía que un lugar no puede contener al gran Dios, sin embargo el ora para que Dios siempre decida atender y ver a aquellos que llegaran en oración a buscarle. Esa casa no se limitaba al pueblo de Israel, sino también era para el extranjero que acudiera a buscar a Dios en ese lugar.

        Jesús expresa, dando a entender, que no solo en el templo está la presencia de Dios, sino también donde dos o tres se congregan en su hombre ahí está el. Dios está, donde está el creyente, en su casa, en su trabajo, en un medio de transporte.  Dios esta donde  la congregación se reúne, la congregación misma es el templo donde se puede acudir. 

          ¿Para qué va a estar Dios en algún lugar ya sea en el templo o donde estén los creyentes?  Reelaborando la pregunta: ¿Para qué necesitamos que Dios esté aquí y donde sea que nosotros, los creyentes, vayamos?  Salomón tienen un deseo de la presencia de Dios y lo expresa en su oración.  El pide lo que nosotros queremos de Dios. El pide que Dios nos escuche cuando le supliquemos y que nos perdone. El pide que cuando tengamos problemas con nuestro prójimo Dios sea el Juez Justo. El pide que cuando pequemos y suframos con la consecuencia de nuestro pecado Dios nos perdone y nos restaure. El pide que cuando haya escasez Dios nos de la bendición. El pide que aquel que quiera conocer de Dios le pueda encontrar.

          A veces desconocemos lo que Dios puede hacer. Imaginemos que en una empresa, o lugar de trabajo,  hay por lo menos dos cristianos. Ellos, aunque no realicen culto y están haciendo otras labores, ellos realmente están ahí en el nombre de Dios. Ahí está Dios. Ahí está el templo. Ahí con ellos, a través de ellos el que busque a Dios, cualquiera que sea su tipo de búsqueda, Dios mismo le saldrá al encuentro.

domingo, 2 de agosto de 2015

Condenados a morir sin ninguna duda (2 Samuel 11:27 - 12:14)

Era impresionante ver como cada primavera las aves anidaban sobre los grandes arboles que habían en el valle. Si querías escuchar música en vivo, un concierto mas largo que las “estaciones” de Vivaldi solo tenías que llegar a ese lugar y sentarte en primera fila para escuchar los diferentes graznidos que hacían una música sin igual. 
Ese lugar era el camino donde los campesinos después de su larga jornada en los sembradíos se tomaban un tiempo para descansar y contemplar así el increíble misterio de la naturaleza creada por Dios. Cientos de aves construyendo su nido a prisa para poner sus huevos y esperar con paciencia que los polluelos nazcan  y seguir con la siguiente tarea de alimentarlos hasta que puedan volar y alimentarse por sí mismos.
Un día, sin previo aviso, sin anunciarlo en alguna publicación del periódico o red social, uno a uno cayeron los arboles. Muchos nidos, el trabajo de varios días sin descansar, quedaron reducidos a nada. El concierto termino con un súbito movimiento de silencio.  En su lugar esta el fraccionamiento, construido por la inmobiliaria, albergando otra clase de familias que no les importo invadir, aunque algunos no lo saben, y destruir las familias que ya estaban ahí.
Quizás esta historia de la destrucción del hábitat de las aves ni si quiera remuerda alguna conciencia  o algún pensamiento errante de culpabilidad aparezca en el lector.  Nadie va a levantar alguna marcha moviendo a centenares de personas para que las inmobiliarias antes de construir o antes de obtener los permisos de construcción tengan un plan de reacomodo del hábitat que van a destruir.
Iba en el transporte publico escuchando (no me quedaba de otra) la platica de mis compañeros de viaje. El autobús se detuvo en el semáforo esperando el verde para proseguir su camino. Frente al autobús una mujer con su hijo en la espalda haciendo malabares con una pelota y otros dos mas grandecitos  en la acera observando el trabajo de su mamá.  Mi compañero de viaje, de oficio conserje y zapatero, exclamó: “Miren, esa señora, como expone a su familia al estar aquí”. A lo que su compañía, una mujer aproximadamente de 60  años le responde: “Pues aunque no quisiera estar ahí, no le queda de otra mas que ganarse la vida de esa manera”. El autobús siguió su marcha y ella y sus hijos, a pesar de nuestras reflexiones sobre las decisiones de la vida y el sistema económico que  nos empuja a tomar decisiones de empleo o malas decisiones,  se quedaron ahí, en esa esquina, esperando una moneda mas hasta obtener lo suficiente para alimentarse y sobrevivir un día mas… ¿Esta historia movió un poco mas tu conciencia y tu sentido de culpabilidad?
A lo mejor cuestionarás mi pregunta de esta manera: ¿Por qué he de sentirme culpable? ¿Qué tengo que ver con el hábitat destruido de las aves o con la mujer que hace malabares con una pelota? Pero, déjame contarte otra historia más: 
“Dos hombres vivían  en un pueblo. El uno era rico, y el otro pobre. El rico tenía muchísimas ovejas y vacas; en cambio, el pobre no tenía más que solo una ovejita que él mismo había comprado  y criado. La ovejita creció con él y con sus hijos: comía de su plato, bebía de su vaso y dormía en su regazo. Era para ese hombre como su propia hija. Pero sucedió que un viajero llegó de visita a casa del hombre rico y como éste no quería matar ninguna de sus propias ovejas o vacas para darle de comer al huésped, le quitó al hombre pobre su única ovejita”
Esta ultima historia fue contada hace muchísimos años por el profeta Natán al rey David. La historia inmediatamente, en la manera en que concluyó, hizo enojar al Rey que condenó a muerte a tal hombre que había hecho semejante cosa. La respuesta de Natán ante tal resolución de David es que tal hombre que merecía la muerte era el mismo rey David. Ya que el pensó que con su autoridad ante tal abuso que hizo de ella se había salido con la suya. Natán sigue señalando, para que el rey David no olvidará que su codicia por mas poder lo llevo a ser un asesino, un abusador, un impío, un malhechor. Y que también no olvidará que el no es nada, que el que lo llevó al poder fue Dios no sus características carismáticas. David reconoció su pecado.
Adquirir conciencia de nuestras malas actitudes que afectan a nuestro prójimo, a nuestro entorno nos cuesta reconocer y tomar acciones penitentes mucho más. Podemos enojarnos y maldecir incluso, cuando vemos que una persona, en el noticiero, abandona a su hijo de apenas meses de nacido, y somos los que en casa exasperamos a nuestros hijos, amargando sus pequeños corazones. Podemos indignarnos al oír noticias sobre los asesinos que quitaron la vida de algunos jóvenes que asistían a la prepa. Incluso expresamos que tales personas deberían estar encerradas por acabar con la vida, con los sueños de esos jovencitos y nosotros somos los que con nuestras actitudes no permitimos que los demás se desarrollen como personas en su libre pensamiento y decisiones propias.
Cuando vi a las aves a que construían sobre el techo de algunas casas el fraccionamiento, intentando recuperar un poco de lo perdido. Cuando las vi buscando en los basureros alimento para sus crías. Cuando las vi huyendo porque a tal residente del fraccionamiento no le pareció albergar una familia de aves. Cuando las vi, sobreviviendo, también me declaré culpable del exterminio en progreso,  aunque yo no compré casa en ese fraccionamiento.
Cuando vi a esa mujer, luchando por la comida del día, con su familia bajo el sol de las 2 de la tarde, no culpé al gobierno, no culpe a ella imaginando que tomó malas decisiones, sino que también me declaré culpable.
David había tomado a una mujer que no le pertenecía y después cometió asesinato.  En un reino donde hay espadas en uso es común que muera la gente. Es común que el Rey tome lo que se le venga en gana. Es común que haya injusticia con los que no tienen poder, con los insignificantes, con los olvidados, con los pequeños de la tierra.  Sin embargo, ante un delito que quizás aunque muchos se hubieran enterado no le hubieran dado tanta importancia, para Dios si es importante. Porque el defiende la causa de los insignificantes. El enaltece al humilde. Llevó a un pueblo pequeño a tener su propio territorio. Llevó a un simple pastorcito de ovejas al tronó. Dios es así. El esta con el pobre, con el indefenso y hace justicia. Por una acción quizás sin importancia David pudo haber el y su descendencia haber perdido el reino debido al ira de Dios.
¿Ahora sí ya pude hacerte reflexionar y mover alguna pizca de culpabilidad en tu conciencia? Sabes. Deberíamos ver más allá de nuestro propio egoísmo. Deberíamos romper la burbuja que envuelve nuestro mundo.  Deberíamos sentirnos culpables de las atrocidades que pasan en nuestro mundo, en nuestra ciudad, en nuestra colonia, en nuestra casa. ¡Deberíamos porque en lugar de cambiar nuestro mundo vamos y tomamos la  única oveja que tiene nuestro vecino y la comemos en barbacoa!

Pan y Agua (Juan 6:25-34)

Cuando leía el diálogo de Jesús y las personas que le fueron a buscar,  relatada en Juan 6:25-34, hubo una pregunta lanzada hacia Jesús que detuvo mi lectura rápida a velocidad lenta. La pregunta es: ¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios? . ¿Has hecho esta pregunta alguna vez? A lo mejor lo has dicho en otras palabras. Quizás habrás preguntado sobre que tienes que hacer para lograr hacer la voluntad de Dios.  O sin  mas trabalenguas: ¿Cómo debe ser mi vida cristiana?
La pregunta que le realizaron a Jesús es la que todo cristiano se ha realizado pues la respuesta a tal pregunta es la que le da el sentido o el significado a la vida.
Jesús responde: “Que crean en el que le envío”.  Las personas piden una señal, algo que demuestre que es mayor que Moisés quién les había dado el maná. Jesús les asegura que no fue Moisés el que les dio el maná sino fue el Padre. Pero aún así el verdadero pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.  La gente pide: “Danos siempre de ese pan”. Jesús declara: Yo soy el pan de vida, el que mi viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca volverá a tener sed.
Hambre y sed son las principales necesidades que deben ser satisfechas para nuestra que nuestra existencia tenga éxito. En nuestro lenguaje ocupamos el “hambre” y la “sed” como metáforas para expresar ese anhelo insatisfecho cuando algunas necesidades importantes en nuestra vida no están satisfechas. 
Soy músico, como y vivo música, también hamburguesas, pizzas, etc. Cierro mis ojos y pienso en música hasta que mi hijo pequeño me interrumpe porque necesita algo. Bueno también esta mi otro comida que es leer y leer.   Tengo un amigo que come y bebe videojuegos. Conozco otra persona que día y noche solo piensa en el amor. Cuando nosotros comemos y bebemos algo nos hacemos también parte de lo que comemos y bebemos. Como y bebo música, soy músico, es decir, conozco de música, mi agenda esta relacionada con cuestiones de la música. Mi cuñada empezó a practicar futbol, inició con bocados pequeños ahora esta en un equipo de futbol, va a entrenamientos, tienen uniforme, etc.., y una agenda que tiene que respetar y ya es considerada como futbolista.
Esa es la idea de comer y beber a Jesús. No solamente la aseveración de creer. Es algo muy parecido a la pregunta que estuvo de moda: ¿Qué haría Jesús?... ¿Qué haría Jesús si se le presentara tal situación…? Es decir, que él, sus enseñanzas, su pensamiento, sus ideales, su misión, su muerte y resurrección sea lo que da significado  y propósito a mi vida.
Unos historiadores hicieron una investigación sobre Fidel Castro para dar a conocer al mundo su trayectoria. Ellos compartieron los inicios de Fidel  desde que luchaba para derrocar a Batista, la manera en como lideró los primeros años a Cuba hasta hoy en día en que delegó a su hermano el poder. Una característica de Fidel Castro es que el buscó transmitir su pensamiento, sus ideales, su forma de ver la vida, su forma de hacer política a su pueblo. Que su corazón revolucionario fuera también el de todos sus compatriotas cubanos. Ese motivo revolucionario es lo que le hizo en remar contra corriente cuando el mayor sistema económico inundo a los países, el sistema capitalista.  Una ocasión el permitió que se fueran muchos cubanos a pedir asilo a Estados Unidos y el declaro esto: “que se vayan los que no forman parte de nosotros, los que quieren ser como ellos, los que quieren estar en una sociedad decadente y no en una sociedad libre y llena de valores morales… que se vayan los que no comparten la revolución en sus sueños e ideales…”.
Claro, Jesús no es un líder político, pero solo seremos saciados, solo estaremos satisfechos cuando El es el todo y para todo en nuestra vida;  cuando sea él el que esta en nuestros sueños, en nuestros ideales, en nuestras decisiones, en nuestra misión de vida.