No soy
partidario de la violencia física para educar a los niños. Sin embargo a veces
la tentación de educar a mis hijos a través del golpe, del dolor llega a mi
mente cuando no entiendo la conducta que interrumpe el ambiente pacifico que se
quiere lograr en casa. Un ejemplo de esto es que hace poco pensamos que ya
habíamos logrado llevar al más pequeño a un paso más en su crecimiento, en su
madurez, y todo lo que se les ocurra. Debido a que los biberones se rompieron
entonces los líquidos que tomaba,
especialmente la leche, empezamos a proporcionarle ello en un vaso especial
para niños que dejaron la mamila. Todo ocurría con normalidad. Incluso lo
comentaba orgulloso con algunas personas ya que pues en mi misión de ser un
buen padre ya tenía un acierto más. Sin
embargo, como todo padre que esta al pendiente de sus hijos, noté que empezaron
a aumentar los berrinches a tal grado
que podía pasar minutos llorando, enojado, etc, y al parecer no había mas
solución que el castigo corporal. Pero nos dimos cuenta que el no estaba listo
para el cambio de mamila a vaso. Se le volvió a ofrecer biberón y asunto
resuelto.
Mientras
el pequeño hacía berrinche, sus 30 minutos de expresión, la agenda que tenía
del día era interrumpida. Algunas cosas tenía que dejar de hacer para calmar al
niño berrinchudo. Sin embargo no significa que el dejar de hacer algunas cosas
no estaba cumpliendo con lo que tenía que hacer. En realidad estaba cumpliendo
como padre. Y es porque esas interrupciones de nuestros planes, de nuestra
agenda, es la que de verdad nos lleva a efectuar nuestro trabajo de manera más
eficaz. La interrupción del pequeño era
para indicarme lo que en realidad debía hacer.
En el
relato de Marcos 6:30-54, 53-56 observamos que los planes de Jesús y sus
discípulos eran ir a un lugar apartado para descansar y comer. Tomar un respiro
del trabajo del reino de Dios. Sin
embargo las personas con necesidad le seguían. ¡Al parecer no se podía
descansar! Sin embargo, la interrupción que ocurría al descanso de Jesús y sus
discípulos no molestaban a Jesús. Sino que movían su corazón para detenerse con
ellos. Marcos 6:34 dice: “y tuvo compasión de ellos porque eran ovejas que no
tenían pastor”.
A veces
nos molestamos porque vamos caminando rumbo al banco para cobrar el cheque con
nuestros pensamientos de en que vamos a
gastar nuestro salario y somos interrumpidos, una y otra vez de personas que no
tienen un trabajo como nosotros y extienden su mano pidiéndonos limosna. Somos interrumpidos por aquellos que tienen
necesidad. Un borracho dormido en una esquina, un niño preguntándote si te
lustra los zapatos por 5 pesos, observas a una mujer frente a ti que esta denigrando su dignidad trabajando
como prostituta, un ladrón pasa corriendo para que no lo atrapen, un vendedor
ruega porque le compres su producto ya que no ha logrado vender nada, una
persona como una de sus extremidades amputadas te pide limosna.
Y en
nuestra semana nuestros planes son interrumpidos: un amigo se enfermo, el papa
de un compañero de trabajo falleció, tu vecino lo han corrido de su trabajo y
no le dieron liquidación y están desesperados porque no ha conseguido trabajo,
te llaman por teléfono pidiendo oración por una familia que esta pasando crisis…
Si eres
seguidor de Cristo y crees que la vida que tienes consiste en una misión, la
misión de Cristo, no cabe duda que al encontrarte con estas interrupciones tu
corazón se llenará de compasión y empezarás a pensar y hacer algo. Por que
nuestra labor como cristianos no solo consiste en “adorar” sino también en ir,
en testificar, hacer.
Si eres
seguidor de Cristo pero crees que la vida consiste nada mas en adorar y vivir solo
para darle un futuro a tus hijos (bienes, educación, etc). Pasarás por alto las
interrupciones.
A veces
estamos enfrascados en otras tareas como iglesia, y somos como aquellos que se
encontraron con un hombre tirado en el camino, herido por los golpes de los
ladrones y no nos detenemos porque según estamos en otros asuntos que tienen
que ver con Dios. No somos como el samaritano que cambio sus planes por atender
al que encontró en el camino.
Haz
caso a las interrupciones que aparecen a diario. Esas son las que dirigirán tu
camino en tu decisión ser como Cristo,
de ser cristiano.

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