lunes, 20 de julio de 2015

Interrupciones (Marcos 6:30-34, 53-56)

No soy partidario de la violencia física para educar a los niños. Sin embargo a veces la tentación de educar a mis hijos a través del golpe, del dolor llega a mi mente cuando no entiendo la conducta que interrumpe el ambiente pacifico que se quiere lograr en casa. Un ejemplo de esto es que hace poco pensamos que ya habíamos logrado llevar al más pequeño a un paso más en su crecimiento, en su madurez, y todo lo que se les ocurra. Debido a que los biberones se rompieron entonces los líquidos  que tomaba, especialmente la leche, empezamos a proporcionarle ello en un vaso especial para niños que dejaron la mamila. Todo ocurría con normalidad. Incluso lo comentaba orgulloso con algunas personas ya que pues en mi misión de ser un buen padre ya tenía un acierto más.  Sin embargo, como todo padre que esta al pendiente de sus hijos, noté que empezaron a aumentar los berrinches a  tal grado que podía pasar minutos llorando, enojado, etc, y al parecer no había mas solución que el castigo corporal. Pero nos dimos cuenta que el no estaba listo para el cambio de mamila a vaso. Se le volvió a ofrecer biberón y asunto resuelto. 
                Mientras el pequeño hacía berrinche, sus 30 minutos de expresión, la agenda que tenía del día era interrumpida. Algunas cosas tenía que dejar de hacer para calmar al niño berrinchudo. Sin embargo no significa que el dejar de hacer algunas cosas no estaba cumpliendo con lo que tenía que hacer. En realidad estaba cumpliendo como padre. Y es porque esas interrupciones de nuestros planes, de nuestra agenda, es la que de verdad nos lleva a efectuar nuestro trabajo de manera más eficaz.  La interrupción del pequeño era para indicarme lo que en realidad debía hacer.
                En el relato de Marcos 6:30-54, 53-56 observamos que los planes de Jesús y sus discípulos eran ir a un lugar apartado para descansar y comer. Tomar un respiro del trabajo del reino de Dios.  Sin embargo las personas con necesidad le seguían. ¡Al parecer no se podía descansar! Sin embargo, la interrupción que ocurría al descanso de Jesús y sus discípulos no molestaban a Jesús. Sino que movían su corazón para detenerse con ellos. Marcos 6:34 dice: “y tuvo compasión de ellos porque eran ovejas que no tenían pastor”.
                A veces nos molestamos porque vamos caminando rumbo al banco para cobrar el cheque con nuestros pensamientos de  en que vamos a gastar nuestro salario y somos interrumpidos, una y otra vez de personas que no tienen un trabajo como nosotros y extienden su mano pidiéndonos limosna.  Somos interrumpidos por aquellos que tienen necesidad. Un borracho dormido en una esquina, un niño preguntándote si te lustra los zapatos por 5 pesos, observas a una mujer frente a ti  que esta denigrando su dignidad trabajando como prostituta, un ladrón pasa corriendo para que no lo atrapen, un vendedor ruega porque le compres su producto ya que no ha logrado vender nada, una persona como una de sus extremidades amputadas te pide limosna.
                Y en nuestra semana nuestros planes son interrumpidos: un amigo se enfermo, el papa de un compañero de trabajo falleció, tu vecino lo han corrido de su trabajo y no le dieron liquidación y están desesperados porque no ha conseguido trabajo, te llaman por teléfono pidiendo oración por una familia que esta pasando crisis…
                Si eres seguidor de Cristo y crees que la vida que tienes consiste en una misión, la misión de Cristo, no cabe duda que al encontrarte con estas interrupciones tu corazón se llenará de compasión y empezarás a pensar y hacer algo. Por que nuestra labor como cristianos no solo consiste en “adorar” sino también en ir, en testificar, hacer.  
                Si eres seguidor de Cristo pero crees que la vida consiste nada mas en adorar y vivir solo para darle un futuro a tus hijos (bienes, educación, etc). Pasarás por alto las interrupciones.
                A veces estamos enfrascados en otras tareas como iglesia, y somos como aquellos que se encontraron con un hombre tirado en el camino, herido por los golpes de los ladrones y no nos detenemos porque según estamos en otros asuntos que tienen que ver con Dios. No somos como el samaritano que cambio sus planes por atender al que encontró en el camino.

                Haz caso a las interrupciones que aparecen a diario. Esas son las que dirigirán tu camino en  tu decisión ser como Cristo, de ser cristiano. 

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